viernes, 28 de mayo de 2010

Niños y mujeres principales víctimas de la guerra contra el narco

Ciudad de México.- (SECOSICE) Mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), revelaron que de diciembre del 2000 al 2009, han perdido la vida en la guerra contra el narcotráfico mil 326 niños y, en los últimos cuatro años han sido asesinadas, en el país, mil 80 mujeres, siendo el pasado año el de mayor número de casos con 427 muertes.

Según el informe, de esa cifra de menores 726, entre los 15 y 17 años de edad murieron a manos de sicarios, mientras que 600 han fallecido a consecuencia de los encuentros entre las bandas de narcotraficantes o entre delincuentes y autoridades.

Una nota publicada por La Jornada, donde se dice que ese diario tuvo acceso a las estadísticas referidas a la administración de Fox, entre el 2000 y el 2006, se afirma que se contabilizaron 123 jóvenes cuyas muertes estaban ligadas a lo que se ha dado en llamar “la guerra organizada”. Trescientas ochenta fueron víctimas del fuego cruzado, venganzas entre grupos de criminales o ataques a sus familiares.

Mientras que en el período de 2006 al 10, ya en el gobierno de Felipe Calderón, SEDENA ha contabilizado 600 muertes de menores que, supuestamente, formaban parte de las redes de la droga en el mercado al menudeo. Y, en la actual administración, el número asciende a 223 casos hasta el presente mes de abril.

Se explica, además, que varios organismos dominan las estadísticas sobre el tema, pero que solo las utilizan de forma confidencial y compartimentada. Mientras el llamado Sistema Estadístico Uniforme para el Control de la Droga (SEDUC) lleva un riguroso expediente, según el tipo de delito, de todas las dependencias que tienen que ver con el tema a nivel de gobierno.

Esos grupos criminales utilizan a los menores como “correos” para la entrega de la droga, como cobradores y también en las extorsiones, según el propio diario.

La Iglesia católica, que históricamente había sido beneficiada por los capos en tanto estos se amparaban espiritualmente en ella para continuar con sus actividades ilícitas, incluidas la ofrenda de cuantiosas donaciones para construcciones de templos, ha tenido que asumir la droga como un nuevo desafío, en tanto se ha involucrado en la denuncia de muchos de esos hechos y del fenómeno como un flagelo social.

También en una reunión que acaba de iniciarse en Washington, durante el primer diálogo EE.UU-Caribe en torno a la cooperación en materia de seguridad, en su sección inaugural el secretario de Estado adjunto de los Estados Unidos para América Latina, Arturo Valenzuela, expresó que “el crimen amenaza cada vez más la estabilidad” de la región y solamente a través de una cooperación responsable y compartida puede responderse al reto.

Dicho diálogo, en el cual participan representantes de alto nivel de los países que integran la Comunidad del Caribe (CARICOM) y la República Dominicana, junto a otros observadores, tiene como propósito convertirse en foro de debate, con una periodicidad anual, que asuma el tema de la seguridad para la región y también, de alguna forma, su vínculo con el resto del continente.