Elizabeth Joice ha dado un ejemplo de
generosidad al alcance de muy pocos. Decidió dar su vida y no recibir la
quimioterapia que necesitaba a cambio de salvar al bebé que iba a nacer.
NUEVA YORK.- Joice había luchado contra una forma muy
agresiva de cáncer y la superó. Elizabeth y Max, se enteraron de la enfermedad
de ella en Nueva York, donde vivían, cuando llevaban dos años saliendo. En un
primer momento la reacción de ella fue abandonar y dejarse morir, pero cuando
su pareja le pidió que se casara con él decidió que tenía que luchar para
curarse. Un mes después se casaron y Elizabeth fue operada y tratada con
quimioterapia de su cáncer, declarándole que estaba limpia de su enfermedad al
acabar el tratamiento.
Tres años después decidieron tener un
niño. Los médicos no le quitaron la idea de la cabeza pero le advirtieron de
que las posibilidades eran muy remotas.
A pesar de ello, siguieron adelante y se obró
el milagro. El pasado verano la pareja recibió la feliz noticia de que iban a
ser padres.
Sin embargo, pocos meses después llegó
la mala noticia: el cáncer había vuelto. Los médicos le daban la opción de
interrumpir el embarazo y someterse a tratamiento o continuar y dejar que la
enfermedad avanzase. La decisión no era fácil, pero Joice tenía claro que
quería tener ese hijo.
En enero, la situación se complicó mucho. El
cáncer avanzaba rápidamente y los oncólogos recomendaban comenzar con la
quimioterapia antes de que fuera tarde. Joice prefirió seguir adelante con su
embarazo y rechazó la propuesta de los médicos.
Finalmente, el 23 de enero dio luz a una niña,
Liz Anne Joice (Lilybear), con unas semanas de adelanto pero con la suficiente
fuerza para no tener que pasar por la incubadora.
Joice había cumplido su sueño de ser
madre pero debía asumir que su final estaba cerca. A pesar de ello, luchó con
todas sus fuerzas. Los médicos dijeron que no habían visto nunca a nadie pelear
de esa manera. Su motivación era pasar un día más junto a su marido y su hija.
Y así, todos los días durante seis semanas, hasta que el pasado 9 de marzo la
enfermedad ganó la batalla.
Para mantener viva su
memoria, su marido ha realizado un vídeo que muestra fotograma a fotograma la
lucha de esta familia durante el último año. Además, ha abierto una página web
en la que los ciudadanos pueden hacer donaciones para ayudar a salir adelante a
la pequeña Liz.
Fuentes: La Razón