jueves, 13 de mayo de 2010

Evangélicos mexicanos, en la disputa del poder

Ciudad de México.- A través de Alejandro y Rosi Orozco, el entonces candidato a la Presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa, pudo tener acceso a la comunidad cristiana.

La proximidad dio pie al sospechosismo. A través de Alejandro y Rosi Orozco, el entonces candidato a la Presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa, pudo tener acceso a la comunidad cristiana. Después de obtener su apoyo, se llegó a decir, incluso, que el panista profesaba ese credo.

Si así fuera, es asunto suyo. Lo cierto es que el pastor Alejandro –quien ya llevaba una larga trayectoria de militancia partidista y es Senador, suplente del senador César Leal– fue nombrado Director del Instituto Nacional para la Atención de los Adultos Mayores (Inapam), adscrito a la Secretaría de Desarrollo Social. Su nombramiento, originado desde Los Pinos, fue autorizado por Ernesto Cordero Arroyo, quien entonces estaba al frente de esa dependencia federal.

Alejandro Lucas Orozco Rubio tiene más trayectoria y reconocimiento en el mundo de la fe, que en los terrenos de la política. Presume de 40 años de “experiencia profesional en apoyo familiar y en combatir la pobreza”. Con su esposa –quien es Diputada federal, electa en el Distrito II de la Gustavo A. Madero– dirige los destinos de la Casa sobre la Roca, asociación civil que realiza “actividades no religiosas” de confort y alivio espiritual.

Además de su ministerio, el matrimonio Orozco cumple con otras funciones.

Tienen acciones en la firma Interesse Consejeros, una de las 10 primeras firmas a nivel nacional en México en el área de seguros y participa en cuando menos media docena de organizaciones ciudadanas, de corte altruista.

Alejandro y Rosi alcanzaron máxima notoriedad, después de que se revelara, justo hace tres meses, que cambiaron de residencia gracias al gobierno calderonista. Así, después de vivir por más de 30 años en la colonia Lindavista, se mudaron el año pasado a una casa en las Lomas de Chapultepec que había sido asegurada al narcotraficante Vicente Carrillo Fuentes y que el SAE les entregó para su disfrute. Hasta que se hizo pública tal información, se aclaró que los evangélicos pagan una renta de 20,000 pesos por el inmueble.

Más que por sagacidad reporteril, este escándalo estalló por pugnas partidistas. Resulta que la diputada Rosi –su nombre es Rosa María de la Garza– convocó a “su casa” de Las Lomas a un grupo de legisladores del blanquiazul en la que presumió su ascendencia en Los Pinos.

Más allá de esta anécdota, las comunidades evangélicas tienen un peso cada vez más importe. En términos sociodemográficos, representan casi a 10% de la población nacional. Y en términos electorales, cada vez influyen más. En Puebla, por ejemplo, una de las primeras batallas “cuerpo a cuerpo” entre los abanderados del PRI, Javier López Zavala, y de la coalición opositora, Rafael Moreno Valle, se dio justamente por atraer su respaldo.

En aquella región del país, la organización predominante es Convicción Mexicana por la Democracia (CMD), una agrupación política que obtuvo hace dos años su registro ante el IFE y que tendría un padrón de 260,000 fieles cristianos en 27 estados de la República. Su dirigente, José Alonso Trujillo Domínguez, ha sido funcionario de nivel medio dentro de la SEP local y la mayoría de los integrantes de su directiva están ligados a las dos secciones que tiene el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Puebla.

En las elecciones federales del año pasado, la CMD había comprometido su apoyo para los candidatos del PAN a la Cámara de Diputados. Para los comicios que se realizarán ese año en 15 entidades del país, sin embargo, ya no irán con el partido en el gobierno, al que ahora censuran, pues “en 10 años en el poder sólo han logrado el empobrecimiento y la desesperanza de la nación, con decisiones incorrectas”.

La CMD no es una organización monolítica. Su directiva ha excluido del veto a la panista Adriana Dávila, candidata del PAN a la gubernatura de Tlaxcala, a quien consideran una de las suyas. Y en Durango combatirán al candidato priísta, Jorge Herrera, a quien catalogan como muy cercano al arzobispo católico Norberto Rivera Carrera. Una semana después de que esta agrupación formalizara su alianza electoral con el PRI, el candidato de la coalición PAN-PRD se reunió con 55 líderes de las llamadas “mega iglesias”, entre ellas las asociaciones Amistad Cristiana y Fuente para el Mundo, de respetable y numérica membresía.

Con menos visibilidad, disputas similares por los electores evangélicos se dan actualmente en Oaxaca y Veracruz. En esas dos entidades se incuba la semilla de partidos locales, que antes del 2011 buscarán crear una federación nacional, que después se convierta en un partido con registro nacional.
Fuente: El Economista
Escribe: Alberto Aguirre M.